Llegará el día

No está lejano el día
en que el problema económico tomará el asiento posterior que le corresponde,
y en que la arena del corazón y la cabeza
será ocupada o recuperada por nuestros verdaderos problemas:
los problemas de la vida y las relaciones humanas,
de la creación y del comportamiento,
y de la religión.

John Maynard Keynes





martes, 13 de diciembre de 2011

CUIDADITO SHYLOCK

Cuidadito Shylock
Javier Oroz Elfau
Mercaderes de Venecia hemos resultado ser, que hemos pedido demasiado dinero y no estamos siendo capaces de devolverlo en  tiempo y forma, sin ayuda. Y ni siquiera lo sabíamos, pero habíamos dado al usurero Shylock la garantía de nuestra propia carne. Lo mismo que contó Shakespeare, vaya, lo que pasa que nuestro instrumento era la emisión de deuda. Ahora, cuchillo en mano, están dispuestos a rebanarnos unos kilos de nuestro cuerpo, quitarnos o ajustarnos el peso a base de suprimirnos muchas cosas que orondamente exhibíamos: lujos desde luego, pero lamentablemente también cosas necesarias para nuestra vida y nuestro futuro.
Porque ese es el tema y eso es lo malo: no pasaría nada, a lo mejor hasta nos venía bien, si sólo nos quitarán la grasa y los kilos de más de una sociedad consumista y materialista, que usó el crédito en demasía para vivir en plan nuevo rico, olvidando, en buena parte, la cultura del esfuerzo. Una sociedad y su gobierno que creyeron que el mandamiento de ganarse el pan estaba caducado y era el tiempo de un maná de cinco tenedores que caía del cielo en forma de burbujas.
Lo malo es que el ajuste puede ser, es, necesario; pero el ajuste no nos lleva al crecimiento. Todo lo contrario, nos quita la fuerza de la demanda, la fuerza de la inversión, la fuerza de la producción imprescindibles para salir de este lío y labrar nuestro futuro. Nos quita la sangre y nos deja anémicos y depauperados, arrastrándonos por el erial.
Y eso no Shylock: quítame grasa y carne, las cosas son así y hay que aceptarlo, pero no derrames ni una gota de mi sangre, que la necesito para seguir viviendo y no te la ofrecí en garantía: no toques mi gasto productivo, no infles mi paro, no desmanteles mis industrias y no te cargues mi estructura básica de bienestar, porque entonces me dejas sin futuro. A eso no tienes derecho y eso es peor para todos, incluso para ti. Carne sí, sangre no, ¡ojo, Shylock!, ¡cuidadito Shylock!